sábado, 15 de marzo de 2025

¿Los números mandan?...

 LEER: LA DESOBEDIENCIA DEBIDA

¿Sos una persona práctica, materialista y objetiva? Necesitás leer. ¿Sos de temperamento imaginativo y sensible? Necesitás leer. ¿Lo único que te importa es ganarte la vida? ¡Necesitás leer!

Corren tiempos despiadados para quien abrigue la modesta intención de mantenerse curioso, abierto, solidario. Es decir: módicamente humano.

Es difícil entender al mundo, o entendernos con el mundo, si vamos corriendo por un pasillo angosto, entre dos muros achos y altos, atontados por el esfuerzo de sobrevivir y la pausa tóxica

Hospedá un libro en el sótano de tu ‘tiempo muerto’. Podría ser otra forma de ganarte la vida o escapar de la mira del bombardeo.     

Un libro aporta intensidad y sentido a tu rutina, ya sea con datos precisos que ensanchan el conocimiento de la realidad, o con ficciones que alumbran cómo es la realidad del otro lado.

No leer libros es des-vivirse, subsistir cumpliendo puras obligaciones, y abandonarse al embrutecimiento sin el saludable ejercicio de la re-creación. 

Echar a la basura tu tiempo de ocio creativo para que lo triture el engranaje del vértigo, la manipulación y la banalidad, es existir en modo ‘animal de costumbres’.

O leés buenos libros o te escriben la vida. Las 24 hs, los 7 días de la semana, oscuros libretistas mandan a imprimir en tu mente lo que pensás que pensás, te construyen como su personaje, limitan tus capacidades cognitivas, y hacen que repitas el guión que les conviene. 

En las publicidades de estadios de fútbol a veces se ven estas frases.

Todos podemos hacer algo con lo que hacen de nosotros. Espiar el misterio, por ejemplo. Alguien dirá que la existencia es un misterio indescifrable, y que nadie tiene la respuesta: pero ser humanos es usar algo del tiempo buscando, por lo menos, cuáles son las preguntas importantes.

Podremos ser espirituales y soñadores; podremos ser prácticos y materialistas. Pero todos tenemos derecho a que no nos apuren; a mantenernos curiosos, abiertos y solidarios. No hay mundo sin eso. No hay vida fuera de eso. Y para eso resultan imprescindibles los buenos libros.

No es cuestión de tiempo ni espacio, de plata ni clase social, de edad o nivel educativo. Cualquiera puede acercarse, entrar en confianza, hacer amistad, sostener el vínculo, y sobre todo, naturalizar la presencia de libros amigables y provechosos en la vida cotidiana. 

En este rincón donde nos re-unimos te contamos la infinidad de opciones que no te quitan tiempo ni dinero, y pueden enriquecer tu vida de lector. De ahí al hábito del disfrute, y hasta la pasión de leer, hay un solo un paso. Pero esa historia la escribís vos.  

        Edgardo Ariel Epherra

Simone de Beauvoir

ENTRE EL ENSAYO SOCIOPOLÍTICO Y LA MEJOR NARRATIVA


Esta obra recoge tres cuentos ('La edad de la inocencia', 'Monólogo' y el que da título al volumen) en los que Simone de Beauvoir expone sus planteamientos éticos y sociales sobre la condición femenina con rigor de ensayista, pero apelando al formidable oficio narrativo para mostrar esos conflictos desde la ficción literaria. Los tres textos cuentan historias personajes femeninos y exponen sus conflictos sentimentales y morales a partir de tramas bien urdidas. Algunos de los temas que emergen son el de la mujer como esposa insatisfecha, como personaje oculto siempre tras un protagonista masculino, o como ser humano que no logra forjar identidad, cumpliendo mandatos en una sociedad injusta y perversa. Se destaca en la trilogía un estilo literario ágil, un ritmo vivo (que la traducción transmite en toda su belleza y efectividad) y una variedad de recursos técnicos que no pierde solidez en los tres cuentos (un relato más o menos tradicional, con narrador omniscente, en que el diálogo lleva el peso argumental; una historia resuelta desde el monólogo interior, y un diario íntimo). En suma, la pericia de Simone de Beauvoir genera intensas piezas de narrativa literaria en cuyas tramas subyacen planteos morales, sociales y políticos.

Podcast: Onetti, antes que Rulfo y García Máquez

'LA VIDA BREVE': ¿INICIADORA DEL BOOM?


 

viernes, 14 de marzo de 2025

Un llamado a todas las minorías silenciosas

POESÍA DE JUNE JORDAN (Harlem, EEUU)


                        Hey,

                        vengan.

                        Salgan,

                        donde quiera que estén.

                        Necesitamos reunirnos

                        alrededor de este árbol

                        que no fue plantado todavía.

                         del libro Cosas que hago en la oscuridad (Bajo la Luna)


June Jordan fue una poeta estadounidense, hija de inmigrantes jamaiquinos, cuyos versos, ensayos y artículos mantuvieron alto vuelo estético y una inclaudicable preocupación por el fin de las intervenciones militares, los derechos civiles de las minorías y la libertad de la mujer. Fue exitosa columnista de los diarios y revistas de mayor prestigio y reconocida como escritora por la crítica mundial. Murió en Berkeley, California, en 2002.

                                                    

domingo, 9 de marzo de 2025

Usinas de la Microficción

En versos y pasajes de cuentos de Borges anida la microficción (María Kodama)


BREVEDADES EN SU TINTA

Las historias que siguen son muestras al azar de lo producido por participantes en la Clínica de Microficción que dicté en la Sociedad Argentina de Escritores (SADE Central, Buenos Aires), en el Taller de microrrelato de la Fundación Internacional Borges (foto: junto a María Kodama), el Seminario 'Poesía y microficción' de la Universidad Nacional del Sur, y cursos del Espacio El Aleph. Muchas gracias por la experiencia de mutuo aprendizaje. 

        Edgardo Ariel Epherra

  

MAGIA

        Yo me acuerdo muy bien del último cumpleaños de la tía Enriqueta. Lo único que quedó fue esa foto de la mesa en el patio, que alguno sacó antes del festejo.  Todos insistieron en celebrar a lo grande. ¡Grande era la tía Enriqueta que confundía a su hermana con su hija y a su hija con su mamá!  Para qué diablos lo querían festejar. Y con globos y regalos absurdos. Mi cuñada, la Sofi, le regaló un collar con piedras de colores, y la pobre Enriqueta creyó que eran confites y se los comía. Y el tío Oscar le trajo un frasco de perfume. Cuando nos descuidamos la vieja tenía la cabeza toda mojada con un olor espantoso a esa fragancia barata. Yo aproveché y no le regalé nada; si ella ni se avivaba. Esa plata hacía más falta para una docena de pañales o para la comida. Pero no, el festejo, el festejo. Y para rematar: un mago. ¡Sí, un mago!  Les dije que magia había que hacer con la tía Enriqueta para pagar los remedios y la enfermera que venía a bañarla. Y ellos, que no, que este mago cobraba barato, que era recomendado, que traía un ayudante…  Bueno: esa parte se cumplió; lo del ayudante, digo. El pibe fue el que nos encerró en el dormitorio apuntándonos con un bufoso mientras el mago hacía desaparecer todo lo que se afanaron de la casa.

            Gladis López Riquert


GUARDIA DE CENIZAS

        Después de dos años Renato volvía  a su casa. Se cuidó de llegar a la hora de la siesta, cuando el barrio entero dormía. Sigilosamente abrió la puerta. Las bisagras oxidadas dieron el alerta y desde el dormitorio su esposa Jacinta gritó : '¿Quién anda? ¡Quién anda!'. Renato se paralizó. La mujer otra vez estaba haciendo de las suyas. Entonces subió resignado la polvorienta escalera, entró sin golpear, levantó las sábanas y se acostó. En el dormitorio no había nadie.

            Diego Lanis


RECURSOS

            Pensativo, calculó su próximo movimiento: “Tengo que optimizar el uso de los recursos, minimizar los costos y mejorar la calidad del producto”. Como se sabe, le bastó con una costilla de Adán para lograrlo.

            Ana María Villalobos


UN MIEDO EXTREMO

             La justicia por fin se expidió. Era el día, llegaba la hora. Iván esperaba en su celda. Pasó muchos años en prisión pero no estaba preparado para lo que seguía. Nadie nunca está listo para esto, pensó. Se levantó del camastro. Se acercó a la reja. Recordaba cuando era bebé, agarrado a los barrotes de su cuna, en tiempos en que tenía mamá y papá y un futuro. Movió la cabeza para deshacerse de esas imágenes porque la angustia le subía del estómago a la garganta. Se abrió la celda y lo sacaron. Mientras caminaba por el corredor se preguntaba si alguien allí lo echaría de menos, y sentía lo absurdo de ir esposado. ¿Adónde iba a ir?  Se abrió la última puerta. Iván entró en pánico. Los guardias lo asistieron tratando de controlar su agitación. Cuando se recompuso dejó el penal pero estuvo un largo rato mirándolo inmóvil desde la vereda de enfrente.

            Celina Costa


RUNDÚM

            Pablito habla solo frente al espejo.

            -¿Con quién hablás? - pregunta la madre.

           -Con mi amigo Rundúm, pero vos no lo ves porque ya se fue -contesta.

            -Imaginación infantil -piensa la madre.

            Un día cuando Pablito no está en la casa, el marido encuentra a su mujer hablando sola frente al espejo:

            -¿Con quién hablás?

            -Con Rundúm, pero vos no lo ves porque ya se fue -responde ella.

            Sensibilidad femenina –piensa el hombre.

            Al tiempo el padre mira hacia el jardín y ve a un niño desconocido que habla solo. Se acerca y le pregunta:

            -¿Podés decirme quién sos vos?

            -Rundúm –dice el chico.

            -¿Y con quien hablás?

            -Con tu mujer y con tu hijo. Pero vos no los ves porque ya se fueron…

            Mabel Fredes


SERENA PIEDAD

        El viento se había detenido. No quería desparramar desilusión.

            Silvia Cadile


LAS HUELLAS

        Un día sin sol y sin nubes llegaste adonde empieza el mar. Tus pies tocaron el agua y ellas quedaron en fila, reunidas para llorarte.

            Flavio Hernández


UNA NOCHE

        - Nunca pensé que iba a ser tan difícil –dice Ana temblando.

        - Tranquila, amor; ya se acabó - la consuela Pablo.    

        Están tendidos en la arena, borrachos de vino y de pasión.

        Hacen el amor como si fuera la última vez.

        Saben que el cadáver del marido de Ana fue descubierto.

        Los perros de la policía ladran cerca.

            Gladys Abilar


DESNUDO

            La mujer posa en el taller del pintor. Esta vez el artista le ha pedido que se desnude.

            -Hoy más que nunca necesito que estés concentrada -dice él.

            Poco a poco el cuerpo femenino toma forma en la tela.

            -Sé que vas a enojarte, pero debo salir un momento— pide la modelo.

            -¿Salir?  ¿No me entendiste? ¿Qué te pasa?

            -¿No te ha pasado sentir una mirada clavada en la nuca? Temo que mi hija me haya seguido.

            La mujer se viste y entreabre la puerta. Caído en la vereda, un osito de peluche la mira.

           Teresita Saint Esteben


viernes, 7 de marzo de 2025

Infancias, inundación, violencia gubernamental

JUGAR DE MEMORIA

Estamos escribiendo esta entrega de nuestra Revista en el mes donde cabrá recordar más de una tragedia: el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, y la trágica inundación de Bahía Blanca hoy, hace pocos días, en 2025.

Hay un libro que lejos de los melodramas y el oportunismo remite a la violencia de un gobierno por acción u omisión: aquello de las dictaduras, esto de las inundaciones. Y lo hace recogiendo el testimonio de un sector poblacional no siempre consultado: las niñeces.  

Durante 1984 el escritor y periodista Hugo Paredero entrevistó a 150 chicos de entre 5 y 12 años, de distintos lugares de Argenina y de todas las clases sociales. El tema de las conversaciones fue la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. Los chicos hablaron con libertad de todo lo que vivieron, pensaron y sintieron bajo ese régimen, y también del futuro.

El libro nunca se publicó. Hasta que un día, uno de aquellos pibes entrevistados, ya con 28 años, editor, creyó reconocer en la radio la voz y el nombre del periodista que cuando él era chico fue a su casa a hacerle preguntas para un libro sobre los “señores de gorra”. 

Entonces ambos se reencuentran, y por fin el libro demorado ve la luz. Con su explosivo contenido sin tocar, tal como fue dicho y atesorado en su momento. Como bien se advierte: este cofre contiene la historia oficial que faltaba.

Va por cuenta de los lectores analizar cómo impactó la dictadura en la mente de estos pequeños. Desde aquí, hoy, conmocionados por la destrucción de Bahía Blanca bajo las aguas, elegimos releer y alcanzarles parte del capítulo 10, que aborda el tema de las inundaciones producidas en varias zonas del país, a inicios de los '80s, y cómo las nenas y nenes de entonces atestiguaron aquellos dramas.


FELIPE NESTOR QUIROZ (11): Sí, a raíz de que se rompieron las compuertas del dique de Ollum. En marzo, que empezaron las clases y vinieron muy grandes las lluvias, provocaron muchas causas y tuvieron que acudir bomberos, policías, enfermeros... Fueron muy grandes las inundaciones. Aquí, en San Juan, y en casi todos los demás países.

MIGUEL ANÍBAL BAILEZ (10): El país sufrió inundaciones de desbordarse varios ríos, eso pasó en provincias ya más cerca de países hermanos, no tan adentro de la República Argentina. El río que se había desbordado venía de Uruguay y se abría en dos brazos a Misiones. Hubo ríos que se taparon, y otros puentes estaban por llenarse, y el gobierno mandó a construír un puente. Y en los lugares donde todavía no habían llegado las aguas, construían defensas para retenerlas y parar la desgracia.

PATRICIA FABIANA DAVID (12): En Formosa, en Chaco, todas las escuelas estaban ocupadas. Después, cuando salió en la tele si querían tener un chiquito en la casa, nosotros hemos traído un chiquito, lo hemos vestido y lo hemos mandado después con sus ropas y todo. El pueblo los ayudó mucho a los inundados, y más o menos el gobierno. Bueno, el gobierno organizó más que ayudar. Pero el pueblo ha dicho: “Señores, cada uno va a traerse un chico para su casa”, y cumplió.

JORGE DAMIÁN GRIGOLATTO SABETAY (12): La gente que aunque sea tenía una ranchito allá, a lo lejos, tuvo que dejarlo porque le agarraron las aguas, y el que tenía un rancho bárbaro se le desintegró todo, perdieron todas las cosas, quedaron en la calle, tenían que dormir en un club, todos tirados en el piso. Acá en Monte Caseros tuvieron que deshabitar todo un barrio nuevito que se inauguró hace poco, porque le llegaron las aguas. Ahí ayudaron bastante los militares, ellos pusieron unos puentes flotantes y se puede cruzar ahora, si no, nosotros nos hubiéramos quedado aislados porque no teníamos por donde salir, los puentes se rompieron todos. 

ALEJO MOGUILNER (9): Las inundaciones ocurrieron porque en 1982 pelearon por las Malvinas, y los chilenos estaban de parte de los ingleses. Al terminar la guerra los ingleses nos querían atacar de nuevo, y como no podían pasar por la Argentina, los ingleses les dijeron a los chilenos que les abrieran las compuertas de un dique que daba a un lago, lago que también daba a otros ríos. Entonces esos ríos empezaron a subir y a subir, la corriente empezó a ir cada vez más rápido, y se inundaron varias ciudades, como Río Negro y Entre Ríos, y hubo todo un año de pura tristeza por las inundaciones.

LUCIANA CESARE (10): No tengo muy en claro por qué fueron las inundaciones, pero sufrieron mucho los inundados. Dormían en colchones mojados, tenían que andar en botes y no comían bien, porque las provisiones seguramente se acababan. Hasta que los cambiaron a la estación de trenes. Después no querían volver, no sé si por miedo a que se inundara todo de vuelta o por comodidad de que ahí le daban de comer y no tenían que trabajar... En la tele salían programas y propagandas que pedían que manden arroz, sopas, comidas, para que pudieran alimentarse los inundados, porque inclusive había chicos muy chiquitos que se podían enfermar, pero después no salió nada más. Cuando empezó a aparecer lo de las elecciones, alguna gente dejó de interesar, como los inundados.

PABLO ALFREDO MAURÍN (11): En el litoral, y acá también, la inundación se llevó mucha gente de los tramos de las vías. Cuando mi tío vino a visitarnos a casa, en San Francisco habían cortado los puentes. Los tiraron al suelo, y mi tío se tuvo que quedar un mes en mi casa hasta que pusieron puentes provisorios. Pero también la gente que se llevó el río, fue otra gente que estaba mirando, curiosa, viendo cómo se los llevaban a los demás. También se desbarrancaban ellos, caían al río y el río se los llevaba. Un pueblito acá, cerca de Yuto, que se llama Caimancito, el río San Francisco lo borró, y se lo llevó completamente al pueblito. Dicen que ha sido en carnaval. Que estaba la gente en un baile, y que entró el río y sacó cualquier cantidad de gente.

PABLO MARTÍN BALUSTRA (12): Cuando no era por una causa era por otra, pero nunca se podía respirar tranquilamente.

DIEGO MAXIMILIANO HOLOTE (9): Las aguas tapaban las casas y había gente arriba de los techos que se moría, y se moría también gente por el agua podrida y contaminada, se morían animales... Todo lo que andaba por ahí vivo se moría.

DAMIÁN LAPLACE (12): Yo vi un reportaje que le hacía un señor a un soldado que estaba en una trinchera con agua hasta por acá, muerto de frío. “¿Cómo estás?” “Bien, bien, yo acá bien”. Si llegaba a decir mal no sé qué le hacían.

VALERIA LAURA SORÍN (10): El gobierno había pedido a la Cruz Roja que pasara los avisos por la televisión y pidiera donaciones, porque a ellos no les creían ya las personas por haber robado en el 82 unos chocolates. Yo me enteré por el diario que un día una persona compró un chocolate, lo abrió, y había una carta de las Malvinas adentro, no estaba el chocolate. El gobierno lo único que le dijo a la Cruz Roja fue que la convenciera a la gente de dar cosas para los inundados. Muchas personas no dieron porque ya había tanto engaño, que para qué dar. Mientras que los perjudicados éramos nosotros mismos, porque de pronto, charlando, nos dimos cuenta que podían llegar las aguas a la ciudad de Buenos Aires y podíamos inundarnos. A una chica y a mí se nos ocurrió la idea de hacer como una polémica en el grado, y hablar también cosas de la votación, del futuro gobierno, de todo. Le dijimos al maestro, el maestro aceptó, pero todo se fue a la ruina porque yo me enfermé y no pude estar para la primera polémica. Después me contaron que no dio resultado, que ningún chico llevó material para hablar de las inundaciones.

JULIO ANDRÉS MARTÍNEZ (6): A mi casa un día vino una creciente que llegó por la casa de mi amiga, que vive atrás de la mía. Llegó el agua, entonces nosotros nos apuramos, nos bañamos, y salimos. Pasaron unos años, y después vinimos adentro de la misma casa otra vez.

ELISA INÉS SILVA (9): Aparecieron, puf, tantas personas flotando por acá, anduvieron muchos. En casa estuvo una familia. Nosotros tenemos una piecita allá arriba, sacamos todos los libros, los basurajes de la casa, la limpiamos bien, y se la dimos a esa familia, que eran cuatro nomás: dos hijos, el padre y la madre.

CRISTIAN ERNESTO SALVÁTICO (11): Mi maestra presentó un folleto pero no le hicieron caso. Un folleto para que no haya inundaciones, para poner una represa, creo. No la pusieron, y por eso se inundó todo.

ROBERTO EMILIO ZALAZAR (10): Cada vez estaba más cerca de la casa de mis abuelos el agua, y ellos vinieron a mi casa, acá. Ellos iban a la casa a sacar todos los días un poco de agua, a retirar todos los muebles, y traían un poco para la casa de mi tía, otro poco para la casa de mi abuela, y para mi casa, traían muebles de un lado a otro. 

SEBASTIÁN PEÑA (12): Tendríamos que haber reforzado desde antes en esas zonas que se inundan, porque ya se sabe que se desbordan los ríos y se inundan muchas partes de muchas provincias o ciudades, ¿no? También hubo un gobierno de la provincia del Chaco que pagó bastante cantidad de dinero en un equipo de fútbol en época de inundaciones. Lo tendría que haber usado para alimentos, frazadas, o para refuerzos. Fue culpa de los militares, también, por no darle bolilla a los inundados, y a muchos chicos de mi edad pero también más chicos todavía, como bebés, desnutridos por falta de alimentos.

ADRIANA SOLEDAD REY (8): No andaban los colectivos, no podíamos ir a ningún lado... Todas las casas volaron... Las personas no tenían ropa ni nada, estaban descalzas, muertas de frío y de hambre... Caminaban con barcos.

JUAN MANUEL TORREZ (10): El dique de las Cataratas del Iguazú estaba a punto de romperse, se dijo que se iba a pagar y no se pagó, porque eso estaba todo endeudado en torno de la deuda externa. Se rompió el dique, se soltó el agua, y se iban inundando el Chaco, Corrientes, Formosa, Santa Fe, Entre Ríos, decían que iban a arreglarlo pero no lo arreglaron al dique de Yacyretá. La gente ya estaba cansada de promesas. Decían que iban a hacer construcciones, todo eso, pero eran todas mentiras. Mentían en el sentido de hacerle creer a la gente que ellos estaban gobernando bien, pero la gente ya en el 83 se dio cuenta y se cansó. Y se lo demostró, por eso ahora tenemos lo que tenemos. En el 83 se luchó mucho más que en el 76, que en el 77 y que en los otros años.

PATRICIA ÁNGELA ZONCA (6): Las inundaciones a mí no me gustan, uno no sabe nadar, es medio chiquito, sale a la vereda, se le inunda la vereda y se muere. Y el que sabe nadar y está muy hondo, o está caminando por la playa, o se cae a un pozo, se ahoga y se muere también. A nadie le gusta ahogarse y morirse, pero lo que es la vida, es la vida.

DIANA VALERIA STTUDERT (8): Los cielos estaban muy, muy feos, y llovió unos cuantos días. Entonces se formalizó la inundación nacional.

LEANDRO MARTÍN AITA (10): Y todo fue porque desbordó el río Paraná cuando tiraron abajo unos árboles de Brasil. Daba pena ver a las casitas llenas de agua, sin techos, y a la gente ahí, en casas de chapa, con lonitas y eso. Uno los veía pasar y la verdad es que daban una pena... Daban ganas de llorar. La gente ayudó, pero hubo otra gente que no los ayudó.

OCTAVIO IXGAL KULESZ FREGENAL (7): Sé que ya no va a haber más inundaciones porque ya no llueve tanto ni tampoco hay tanto viento, ni tanta nieve. Había una ciudad, creo que un país, que estaba inundado, y señores que cortaban árboles. Y yo le dije a mi mamá: “¿Para qué cortan árboles?” “Porque así los árboles van a chupar todo el agua”, me dijo mi mamá.

MARÍA EVA FERNÁNDEZ (8): Un día que cayó piedra y cayó tanta lluvia de inundaciones yo le pregunté a mi tía si Dios se había enojado y ella me dijo que sí. Sé que la gente de otros países hicieron la Cruz Roja para llevar cosas a los que las necesitaban. Y entonces mi tía Susana llevó un colchón y una almohada y azúcar. Otra gente que no tenía nada no podía llevar nada porque si no tenía no podía. Pero una chica de mi grado, porque no tenía nada, llevó un paquete de azúcar. Después cuando vio que el paquete de azúcar no se lo llevaban en el auto ese, se puso a llorar. Entonces le dije: “No llores, Mabel, por lo menos pusiste algo. Yo si tendría algo para darte a vos, te lo daría”. Y le dije: “Mabel, no llores, porque yo tampoco tengo nada”. Entonces después la acompañé hasta la casa. “Vos porque tenés un montón de cosas”, me dijo. Y yo le dije: “No tiene nada que ver, Mabel, en el colegio a vos te regalo un montón de cosas, o si no cuando llueve agarro mi paraguas y si mi mamá está haciendo tortas fritas, voy y te llevo a vos”. La tía de Mabel tiene un negocio, y es mala con ella. Pero como la vio llorando un día, la tía le dio dos caramelos y ella los dos caramelos me los dio a mí. Entonces yo le dije. “Mabel, los dos caramelos que te dio tu tía guardatelos para vos”. Entonces se los estaba guardando y me dio uno. Y le dije. “Mabel, no insistas, cometelos vos”. Entonces ella se lo guardó y cuando yo no me di cuenta, me agaché para agarrar mi chancleta y ella me lo puso en el bolsillo. Después, cuando yo llegué a mi casa me di cuenta que estaba el caramelo, y dije: “Uy, Mabel de vuelta”. Y mi hermana me dijo: “Dámelo, que se lo voy a dar yo”. Entonces cuando fue al otro día al colegio, mi hermana se lo dio. Y Mabel le dijo: “Si yo no se lo puse” “Vamos, Mabel, vos se lo pusiste. Ahora guardatelo, mi hermana ya te lo dijo” “Si yo ya comí uno”, dijo Mabel. Y mi hermana se lo puso en el delantal. Después, mi hermana me dijo a la tarde: “Ya se lo di”. Y yo le dije: “¡Por fin se lo diste! Y si te lo comiste no es nada, igual yo le iba a comprar otro caramelo a Mabel”. Pero se lo había dado.

LEANDRO TOMÁS SANZ (10): Primero, que si se hubiera hecho todo lo que se tenía que hacer, por ejemplo, no cortar tantos árboles, cuidar todo el suelo, no hubieran estado las inundaciones. Porque ya en 1800 y algo había científicos, o algo así, que decían cómo prevenir las inundaciones, las represas hidroeléctricas y todo eso había que hacerlas con cierto cuidado, no había que talar todos los árboles, porque si no se iba a inundar todo. Había que hacer algo en ese momento pero no se sabía bien lo que se hacía. Se tendría que haber hecho más de lo que se hizo. Se hizo lo que se pudo, lo que ellos creían que se podía. Se podía más, pero ellos creían que no se podía más. O no lo querían hacer.

GUADALUPE GUERRA (6): Las inundaciones fueron porque los ríos venían muy fuerte y seguían de largo sin parar en ninguna parte.

ENRIQUE MARTÍN AURELLI (12): Yo vivo ahí, en el barrio Jardín, y a la vuelta de mi casa queda el hospital Militar, y todas las demás son casas de militares. Y había un militar que iba así, muy canchero, al almacén, y ahí contaba que una fábrica de camperas había donado no sé cuántas para los inundados. El militar iba muy fachero, haciéndose el no sé qué, y dijo: “Sí, habían donado muchas, entonces yo agarré una campera para mí, también otras para toda mi familia”. Dijo eso delante de la dueña del almacén y delante de todos. Y nadie dijo nada.

CONSTANZA PAULA MELHEM (12): Nosotros en el colegio hacíamos una colecta cada mes, más o menos, para que los inundados puedan seguir avanzando. Era muy triste porque veía toda gente pobre, cada vez más desalentados, y veía chiquitos que estaban nadando así, eso trae enfermedad, es malo para la Argentina. Dios dijo que el agua es buena, pero cuando se la necesita se la necesita, y cuando no, no. 

SERGIO GUSTAVO DEUTSCH (11): Había mucha gente que ya estaba cansada de hacer donaciones que no servían para nada, pero a las inundaciones no las inventó nadie. Es algo verdadero. En 1982 hubo un programa Pinky-Fontana en ATC en que también hubo donaciones, y esas donaciones nunca llegaron a su destino, que eran las Malvinas.También hubo, en canal 11, las 36 horas por los inundados, pero me enteré que pasó algo parecido a lo de las Malvinas, las donaciones no llegaron. O llegó la mitad. Los señores estos, de gorra, se volvieron a adueñar de algo que no era de ellos.

CAROLINA INÉS ARMENDÁRIZ (11): En el invierno nieva. Y cuando viene el verano toda esa nieve se derrite y cae al río, y el río entonces cada vez se llena más de agua y va a tener más inundaciones para la gente que está ahí. Algunos mueren ahogados, o les agarra un ataque, entonces no pueden salir corriendo y ahí nomás los atrapa el agua. Los que viven cerca del río, o de los mares, o de un puente, van a tener que mudarse a la ciudad para no morirse más. Aunque a lo mejor no tendrán plata para comprar o alquilar una casa, porque están caras. Entonces el gobernador les podría dar una casa a cada uno, y después que les consiga un trabajo.

SEBASTIÁN GONZALO ORTIZ (9): Nosotros cuando fuimos a Zárate estaba todo inundado, no se podía acampar. Si pasábamos algo ya era tierra movediza. Y ahora nos tenemos que ir a la provincia de Formosa, no a Formosa del centro, a las inundaciones. Vamos a pasear a la casa de mi tía, que queda como a unos 10 kilómetros de Clorinda. Me parece que en Formosa hay inundaciones pero no tantas, porque vienen camiones del exterior, y van trayendo tierra para tapar todos los pozos, para salvar casas. Una vez pusieron bolsas de cal, cemento, arena, todo revocado, para que cuando venga el agua choque y ahí se empiece a endurecer. Y los inundados luchan, no quieren salir de las inundaciones, quieren vivir abajo del agua. No quieren salir de ahí porque es su tierra, ahí nacieron, ahí vivieron, ahí todo.

JUAN SEBASTIÁN LECUONA (11): Yo conocí una chiquita que estaba alojada en la casa de una amiga de mi mamá, y ella me contaba que había trenes que eran casas, y un tren especial que era como un hospital, que tenía odontólogos, médicos, cardiólogos, y todo eso.

FABIÁN ARIEL GÓMEZ (9): Cuando la primavera, cada vez que llovía mucho y se había crecido el río, aquí se habían inundado las casas y se había llevado a la escuelita. Las inundaciones también habían caído en carnaval, y después, cuando empezábamos las clases, teníamos que esperar todavía mucho tiempo para que se salgan las aguas.

LEILA MARIANA HECHT (8): Para mí, que cuando había esas inundaciones Dios hacía lo posible para que esté el sol y no llueva. Cada vez que veía esas inundaciones por la televisión me daba vuelta, yo soy muy sensible para eso... entonces lloraba. Le decía a mi mamá: “¿Por qué tiene que haber eso, no puede ser feliz toda la gente sin guerra y sin inundaciones? ¿No puede ser todo feliz, todo siempre sol, a veces nomás poquito de lluviecita”... ¡Pero no se puede, qué lástima!

RAFAEL EMILIANO ARMENDÁRIZ (8): Abrieron los puertos de las aguas y caían los puentes, porque ya se repletaban. Entonces se inundó todo el país, o casi.

ANTONIO CARABALLO (9): El agua se llevaba todas las casas, la gente no tenía donde dormir ni qué comer, y las madres no tenían leche. Yo sentía como que me pasaba a mí, a toda mi familia, a todo el barrio...

ANA INÉS CORREA FERRER (6): Mucha gente se fueron a otros países, como San Luis, Mendoza, Salta, porque si se quedaban se iban a inundar. A veces las inundaciones eran por la lluvia, pero los ríos también rebalsaron y se fueron derecho a la casa de la gente.

TRISTANA LUCÍA RETAMOSO (12): Al principio se preocupaban pero después se dejaron de preocupar, y los inundados habían quedado así nomás, porque a la gente no le interesaban más. No se podía hacer todo junto parece, no sé. Claro, ya los habían ayudado una vez y se habrían cansado. 

JUAN MARÍA CRUZ (5): A veces cuando estaban en las estaciones durmiendo, los chicos, venía el agua fuerte y se los arrastraba. Mi mamá me contó que venía del mar. A veces no pueden mucho y no resisten las fuerzas, tiran la piola y no pueden resistir. Se cortaban las manos las personas que tiraban las piolas para ayudarlas a otras personas que se estaban yendo por el agua.

LUCÍA ROSSI GARCÍA: Yo vivo muchos ratos en el Tigre y había inundaciones. Tengo una casita en el Tigre y cuando los ríos crecían se inundaba todo.

MALENA EDITH MEDA (10): Venía el agua, y como el agua venía alta y los chicos no podían alcanzarla para respirar, se morían. Algunos grandes no se ahogaban, pero se morían de tristeza al ver que los chicos y los amigos sí. Eran hombres altos, que podían correr, pero se morían de tristeza al ver morir a los otros. Los gobernantes no morían porque ellos siempre se las arreglaban para alimentarse.

HERNÁN PEÑA (10): Se rompió una represa de Brasil, me parece que era, y se desbordaron los ríos y se desprendían de a pedazos las islas, o de la costa pedazos de tierra. Se formaban camalotes y se hizo un problema bastante grande porque había muchos camalotes. Aparte estaban muy altas las aguas y los barcos tenían problemas para salir, se enredaban, venían muchas víboras, mosquitos, arañas, y algunos chicos encontraban monitos, me parece.

LIONEL SANTIAGO MIGUEL MEONIZ (9): Se inundaban todas las escuelas, los cementerios y las casas y los clubes. Pero nada más.

Leer poco, escribir mal y vivir apurados

LA FÓRMULA DE LA INFELICIDAD

RESISTIR, CREAR, EMPRENDER...


 

Año de la reconstrucción solidaria de Bahía Blanca.

AQUÍ COMIENZA LA ÉPOCA 2 DE NUESTRA REVISTA 'SOBRE VUELOS': MARZO DE 2025, AÑO DE LA SOLIDARIDAD POR LA RECONSTRUCCIÓN DE BAHÍA BLANCA. LA CONSIGNA ES LA DE SIEMPRE: RESISTIR, CREAR, EMPRENDER. SOBRE VUELOS...

Joan Miró, 1925, 'Hombre en su jardín'